La menopausia es un proceso natural de la mujer, todas pasamos tarde o temprano por esta fase de cambios.

Cada mujer es diferente y, por tanto, esta fase la vivirá cada una de una determinada manera, y no tiene por qué ser una etapa molesta, dolorosa o de incomprensión.

Es un periodo en el que hay una disminución de los niveles hormonales, y pueden aparecer diferentes signos, no sólo a nivel físicos sino también psíquicos y emocionales.

Los síntomas más comunes que aparecen son pérdida de masa ósea, por lo que el riesgo de sufrir osteoporosis es mayor, sofocos y dolores de cabeza, trastornos del sueño, cambios de humor y alteraciones del estado anímico.

Además, es importante recordar que el estrés es un agravante de los síntomas de la menopausia.

¿Qué aporta el Yoga?

La práctica de “Asanas” o posturas ralentiza la pérdida de masa ósea y tonifica la musculatura corporal, aumentando la flexibilidad de todo el cuerpo y alargando la columna vertebral, se consigue además movilizar las articulaciones y mejorar la circulación.

Se trabaja el sentido del equilibrio y la coordinación, piezas clave para evitar el riesgo de caídas y fracturas.

El Yoga beneficia el funcionamiento de los sistemas nervioso, cardiovascular, digestivo y reproductor y contribuye a equilibrar el sistema endocrino.

Los ejercicios respiratorios o “Pranayama” mejoran la capacidad pulmonar, la oxigenación y la conexión con el cuerpo a nivel profundo y además eleva el nivel de energía.

La relajación y la meditación contribuyen a mejorar los trastornos del sueño y a reducir los niveles de estrés, así como a mantener la mente atenta y ágil.

En general, el Yoga eleva el estado de ánimo y el positivismo, disminuye los niveles de estrés y ansiedad y ayuda a nivel emocional a aceptar los diferentes cambios y la nueva fase a la que se enfrenta la mujer.