¿Qué es el Suelo Pélvico?

Es el conjunto de músculos y estructuras que cierran la parte inferior del abdomen.

El soporte óseo del SP es la pelvis, que está compuesta por 4 huesos (2 huesos ilíacos, sacro y cóccix).

El SP está formado por 2 capas, una capa superficial de músculos fibrosos y alargados y otra capa más profunda de músculos anchos y gruesos. Éstos se entrecruzan y rodean los tres canales que atraviesan el SP (uretra, vagina en el caso de la mujer y ano).

Además de los músculos que integran el SP, hay otros que influyen directamente en el correcto funcionamiento de esta estructura, como son los músculos profundos de la cadera (piramidal y obturador), glúteos, aductores, abdominales y diafragma.

 

¿Para qué sirve el Suelo Pélvico?

De la musculatura del Suelo Pélvico (SP) dependen cinco funciones esenciales:

La función de sostén: El SP sostiene las vísceras que se encuentran en el interior de nuestra pelvis (la vejiga, el útero y la vagina en el caso de la mujer, el recto y el ano en ambos sexos).

La función de continencia: Se encarga de que evacuemos y contengamos la orina y las heces de manera correcta.

La función sexual

La función reproductiva: Ésta se pone de manifiesto durante el embarazo y el parto.

Función Respiratoria

 

Causas de  debilidad del SP

El Suelo Pélvico se puede debilitar por diferentes causas:

– Componente genético.

Malas posturas prolongadas.

Embarazo, parto y posparto.

– La menopausia: Es un periodo en el que la pérdida de hormonas, la pérdida de estrógenos, supone un debilitamiento de los tejidos.

Sobrepeso y obesidad.

Estreñimiento crónico.

– La tos crónica: Cada vez que tosemos se ejerce una presión, el diafragma baja con mucha fuerza empujando el contenido abdominal y el suelo pélvico tiene que contrarrestar ese empuje.

– Levantar o arrastrar peso.

– Los ejercicios hiperpresivos y de alto impacto en los que se producen saltos repetidos, así como las abdominales tradicionales, en las que realizamos una flexión del tronco y empujamos el contenido abdominal hacia la parte inferior de la pelvis.

Ropa ajustada, fajas.

 

Cómo cuidarlo …

– Tomar conciencia de la colocación de la columna y corrección postural.

Reforzar y trabajar el suelo pélvico y la faja abdominal. El músculo transverso del abdomen es un aliado perfecto para el suelo pélvico, es un músculo profundo.

Ejercicio de bajo impacto que no someta al periné a impactos ni a hiperpresiones.

Levantarnos y sentarnos correctamente. Para levantarnos de una silla deberíamos realizar una flexión de cadera e iríamos hacia delante, nunca levantarnos haciendo una flexión de la columna, igualmente para sentarnos, simplemente vamos hacia atrás, echamos la pelvis hacia atrás y apoyamos en primer lugar los muslos y luego los glúteos. – Nunca hay que sentarse apoyando glúteos directamente. El sacro, el cóccix puede sufrir.

Aprender a toser, estornudar y reírnos de manera correcta: la tos, el estornudo o la risa es un cambio repentino de presión intra-abdominal. Cuando notes que vas a hacerlo haz una pequeña contracción del suelo pélvico y del abdomen (lleva el ombligo ligeramente hacia dentro y arriba) y mantén la contracción hasta el final.

Tratar afecciones respiratorias como alergias que nos produzcan estornudos de manera frecuente o asma, bronquitis crónica que nos lleve a toser con frecuencia y a empujar el contenido abdominal contra el suelo pélvico.

– Una buena alimentación para evitar el estreñimiento y el sobrepeso.

Técnica correcta en el WC para que no tener que someter al suelo pélvico a esfuerzos: adoptando una postura correcta y soplando de manera adecuada.

No levantar pesos.